26 de noviembre de 2014

¿Sé definir lo que siento? Desarrollando mi inteligencia emocional

“No sé” es la respuesta que escuchas muchas veces cuando le preguntas a una persona ¿Qué sientes en esos momentos?

Muchas veces nos cuesta encontrar las palabras que definan con exactitud lo que sentimos y otras veces lo que nos sucede es que no somos capaces de identificar con claridad nuestras emociones.

¿Tiene importancia poner una etiqueta (o varias) a mis emociones? Aunque no lo creamos es bastante relevante.

Ser capaz de identificar mis emociones e ir más allá de lo básico, me siento bien o mal, me siento cómoda o incómoda e ir añadiendo matices nos permite comprender en toda su extensión qué proceso personal estamos pasando.

¿Es lo mismo sentir tristeza que melancolía, que desánimo, que soledad, que inseguridad?

¿Es lo mismo sentir miedo, que desasosiego, que preocupación, que ansiedad, que alarma?

¿Es lo mismo sentir enfado, que rencor, que indignación, que irritación, que venganza?

¿Es lo mismo sentir cariño, que compasión, que afecto, que atracción, que ternura, que pasión?

¿Es lo mismo sentir agradecimiento, que orgullo, que esperanza, que alivio, que estímulo, que alegría, que euforia, que felicidad?

Las emociones tienen un para qué, son mensajes, señales que nos sirven para conocernos, para saber nuestro estado interior, para evaluar si las cosas van bien o no, para decidir qué hacer.

Te propongo un ejercicio para que hagas durante una semana, dedica un tiempo cada día (elije tú el momento) y escribe qué sientes o cómo te sientes. Busca las palabras que mejor definan tu estado, no te censures (sólo tú lo vas a leer) y después escribe qué información te está dando estas emociones acerca de ti, de tus relaciones, de tus metas u objetivos.


Dedicar un rato cada día a escucharte, a escuchar a tus emociones y sus mensajes es dedicarte a desarrollar tu inteligencia emocional. ¿te animas?

24 de noviembre de 2014

¿Cuándo es el momento?

Creo que a todas las personas (o a la gran mayoría) nos gusta sentir o pensar que podemos hacerlo por nosotras mismas. Nos gusta poner en marcha todos nuestros recursos, nuestras habilidades e intentarlo sin ayuda o apoyo.

Esto me recuerda cuando mi sobrina me dice, “mira, mira….lo hago yo sola” y notas en su mirada y en su cuerpo cómo se siente orgullosa de si misma y cómo eso le sirve para confiar mucho más en sus posibilidades en retos futuros.

Y por supuesto que está muy bien que pongamos todo de nuestra parte para intentarlo por nosotros mismos, la cuestión es que también es importante que seamos capaces de distinguir cuando un apoyo o ayuda externa haría el camino más sencillo o directamente seríamos capaces de ver un camino que ahora mismo, sin ayuda externa, ni imaginamos.

¿Cuándo es el momento para buscar apoyo profesional? Diría que cuando ya lo has intentado unas cuantas veces y finalmente sientes que estás en lugar muy parecido a antes de intentarlo, cuando lo piensas y lo piensas pero no consigues generar el cambio real por ti mismo, cuando no acabas de identificar qué te está impidiendo lograr lo que te has propuesto…


A lo largo de estas páginas hemos escrito mucho sobre coaching y de qué manera un proceso puede ayudarte a dar los pasos necesarios para generar el cambio que deseas, quizá (sólo tú lo sabes) ahora es el momento. Si es así, puedes llamarnos o escribirnos y tener una primera sesión gratuita. 




19 de noviembre de 2014

La percepción del clima o qué tan motivado está un equipo

Mucho se habla y escribe sobre el clima laboral o medio ambiente laboral y parece que cada vez más organizaciones tienen en cuenta esta variable en sus políticas y prácticas. 

Tener en cuenta la percepción que empleados y empleadas tienen de la organización, sus procedimientos y normas parece algo natural si se considera que son estas personas la parte fundamental que determinará la dirección de la propia organización. 

Tener un equipo de trabajadores y trabajadoras altamente motivadas, con capacidad para colaborar, para gestionar los conflictos y apoyarse en los procesos de cambio supone también tener "bien engrasada la maquinaria". Y parece irónico lo que pueden invertir muchas organizaciones en sus equipos técnicos o tecnológicos de manera continua y lo poco que invierten en generar motivación en las personas que las harán funcionar. 

Tengamos o no la más avanzada tecnología si quien hace que esta maquinaria produzca de la manera más eficiente posible no siente formar parte fundamental de la empresa, resultará difícil que saque el máximo provecho a los avances tecnológicos disponibles. 

Durante muchos años se ha creído que la única fuente de motivación para empleados y empleadas era el sueldo (o reconocimiento en términos económicos) y el miedo (más en esta época de crisis). Sin embargo llevamos décadas leyendo estudios que desmienten las bondades de este modelo de gestión. Es decir, podrán ser elementos más o menos motivadores, lo que no harán será mejorar el clima organizacional, la percepción que tienen las personas que trabajan en ella sobre la propia organización.

Entonces ¿Por qué no cambiamos el modelo? ¿Por qué seguimos escuchando a tantas personas quejarse amargamente sobre el pésimo clima laboral en sus empresas u organizaciones? 

Quizás la cultura del cambio no sea la nuestra o no haya tocado a las personas que planifican las estrategias organizacionales. Al menos no a todas. Quizás el coste del cambio que perciben estas personas se les antoja tan elevado que no valoran positivamente  la implantación de un cambio profundo. Quizás las personas somos realmente animales de hábitos y nos supone un coste sumamente elevado generar cambios en ellos. Quizás hace falta incidir en los planes de estudio para que quienes vayan a dirigir departamentos en una organización tomen conciencia de manera real y profunda sobre las necesidades de los equipos, sus propias necesidades y lo que sucede cuando surgen discrepancias entre ambas. 

Afortunadamente en Kaiden sabemos que esto no es así en todas las organizaciones porque conocemos buenos ejemplos de gestión de personas. Porque sabemos que sí hay directores y directoras ocupándose por mejorar o cuidar el clima organizacional desde la base. Porque invierten en mantener la motivación de sus equipos igual de bien engrasada o más que los de las "maquinas" que usan para el desempeño de su trabajo. Porque el cambio en nuestra cultura es posible y así lo llevamos viendo desde hace 4 años. 

¿Quieres cambiar? ¿No sabes por dónde empezar? ¿Crees que la inversión será demasiado elevada? Empieza dando un paso, luego vendrá otro y otro más. Algunos cambios empiezan hoy y duran toda la vida. 

17 de noviembre de 2014

Competencias emocionales 1 o en qué comportamientos se traduce la teoría de la I.E.

Desde hace algunos años hablamos de Inteligencia Emocional con mucha naturalidad. Debatimos sobre su importancia para incorpora su educación en las escuelas. Observamos la necesidad de darle un espacio en las Organizaciones. Escribimos, debatimos, hablamos y hacemos referencia a algunos aspectos fundamentales de las teorías y estudios que hablan de ella. 

¿En qué se traduce la inteligencia emocional en nuestros actos? ¿Cómo nos influye de verdad? ¿Es de verdad tan importante su desarrollo en el ámbito educativo y laboral? 

Vamos a intentar responder a estas preguntas. 

La inteligencia en términos generales, nos habla de de capacidad, conocimiento o habilidad para. Desde hace muchos años damos por hecho que todas las personas poseemos esta capacidad o habilidad para pensar o resolver problemas, puesto que cada persona posee una inteligencia, esa posibilidad de usarla con un fin, de expresarla. 

Por otro lado, también sabemos y llevamos estudiándolo quizás más tiempo, que el ser humano es una de las especies que se desarrollan mejor (por no decir casi exclusivamente) en un entorno social, es decir poseemos esa inteligencia social mediante la que aprendemos por imitación o influencia de otras personas: viendo ejemplos en nuestra familia, en la escuela, imitando a nuestros semejantes, etc. 

Así que tenemos que la inteligencia se desarrolla en mayor medida cuando vivimos en un entorno social. ¿Y qué pasa con la inteligencia emocional? 

Entiendo que se estudie y se escriba sobre ella como de una parcela separada, por temas didácticos, porque se ha introducido en nuestras mentes y corazones muy recientemente este concepto. Sin embargo, la inteligencia emocional forma parte de las funciones básicas de nuestro cerebro, se integra con otras tantas funciones y ella no entiende de separaciones o  distinciones. 

Es la capacidad que nos permite entender la información emocional, la que viene de mí y la que veo en otras personas. Es la que me permite de verdad aprender de mis actuaciones y de las de otras personas, la que me permite recibir feedback y emplearlo como fuente de aprendizaje. También es la que me permite adaptarme, enfocarme al logro, tener una meta que me motive y que me impulse a la acción o influir en otras personas para que encuentren su propia meta y encaucen sus acciones hacia ella. 

Gracias a la inteligencia emocional poseemos la capacidad de empatizar y crear vínculos con otras personas, trabajamos para dar servicio a otras personas y deseando su crecimiento y desarrollo. A través de las habilidades de la inteligencia emocional influimos, inspiramos, colaboramos o resolvemos los conflictos. 

Todo esto, lo llevamos a cabo de manera natural y en muchos ámbitos: en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestras relaciones sociales. De esta manera la inteligencia emocional forma parte de nuestra vida, de nuestro día a día y además es una capacidad que puede desarrollarse, que podemos incrementar, facilitándonos generar sensación de bienestar y logro en nosotros y nosotras mismas y en nuestro entorno. 

¿Sigues pensando que es un bonito concepto y sin embargo lejano a tu quehacer profesional y personal? ¿Crees que podría apoyarte de alguna manera trabajar y desarrollar algunas de estas habilidades y competencias? ¿Por dónde empezar? 

Aunque puedas pensar que usamos demasiadas referencias en las que vinculamos este aprendizaje o desarrollo con el coaching, es una de las herramientas más potentes de autoconocimiento y éste es fundamental para el desarrollo y fortalecimiento de nuestras habilidades emocionales. ¿Te apetece probar una sesión de coaching? Ya sabes que desde Kaiden te ofrecemos la primera gratis y sin compromiso....sin no te gusta, no tienes que seguir, aunque estamos casi seguras de que si pruebas, te va a gustar. Más información: info@kaiden.es  


12 de noviembre de 2014

Romper las normas.

¿Cómo debes comportarte? ¿Qué es lo que debes hacer en tal o cual ocasión? Estoy segura que más de una vez te has sorprendido “exigiendo” a otra persona un comportamiento o reacción determinada. “Es que lo lógico es que “fulanito o menganito” actuase de forma diferente”.

Bajo nuestro mapa, bajo nuestro conjunto de creencias y valores el mundo debería moverse y girar de una manera determinada (y las personas están en incluidas en ese mundo). De la misma manera, el entorno, nos “exige” a nosotros/as una forma de ser o de comportarnos y si no lo hacemos nos “castiga” de múltiples formas: a través de la queja, de la petición de cambio, de enfados más o menos sutiles y por qué no, también rechazándonos.

Supongo que a ninguna persona le gusta sentirse rechazada, la cuestión es el precio que pagamos para no sentirlo. ¿Qué normas estás siguiendo que no te gustan o te incomodan? ¿Bajo qué normas o reglas estás viviendo, las tuyas o las de otras personas? ¿Cuándo fue la última vez que revisaste esas normas?

Creo que a veces resulta útil preguntarse y reflexionar qué haríamos si no “tuviera que” seguir esta o tal otra norma. 
  • ¿Qué harías diferente si no tuvieras miedo al rechazo? 
  • ¿Si supieras que el entorno no te “castigará”, cómo te comportarías, qué dirías, qué harías?
  • ¿A qué estás renunciando por seguir las normas, las externas y las propias?



10 de noviembre de 2014

Utiliza todo para avanzar

Avanzar a tu ritmo
El otro día le comentaba a una amiga que todo lo que me sucede en mi vida personal acabo aplicándolo de una manera u otra a mi vida profesional.

Gran parte de mi trabajo en Kaiden es fomentar el autoconocimiento, la reflexión, la toma de conciencia de las personas que nos leen, nos siguen en Facebook, participan en nuestros talleres o formaciones en empresas.

Y aunque las personas que falicitamos estos procesos de cambio y desarrollo dedicamos gran parte de nuestro tiempo y energía a enfocarnos en las demás personas, a nosotras, a mi (hablo de mi), también me suceden cosas. Vivo situaciones que me desestabilizan, provocan emociones no siempre agradables o porqué no decirlo, yo también me siento por momentos perdida.

Todo eso que siento, lo utilizo para avanzar, para crecer y para apoyarme en ello a la hora de trabajar con otras personas. Mi experiencia profesional y vital me hace más humana y humilde y me ayuda a ser más empática y también a mejorar en mi aceptación de todas las personas que escucho cada día.

Y creo que es una buena manera de entender qué es ser “facilitadora de procesos de cambio”. Yo no tengo las respuestas a todas las preguntas, cada persona ha de encontrar las suyas, pero si, y cada día más, comprendo mejor los procesos por los que pasan las personas en momentos de cambio, de incertidumbre, de miedo, de pérdida, de angustia o simplemente de dudas o resistencias. Lo comprendo mejor porque a mi también me pasa.

La diferencia es que cuando escucho el proceso de otra persona, me centro en ella, la escucho a ella y busco todas las preguntas, herramientas y recursos que puedan serle útiles para que ella y sólo ella encuentre sus respuestas.


Eso también es un buen proceso de coaching. ¿Quieres probar? ¿Quieres que alguien te escuche, te comprenda y te haga cuestionarte aspectos que te ayuden a crecer o cambiar aquello que quieres? Ya sabes que te ofrecemos una primera sesión gratuita donde vamos a trabajar sobre el objetivo que tú desees. ¿Te animas?

PD. "Utiliza todo para avanzar" es una frase que escuché por primera vez en el Master de Coaching (lástima que no recuerde ahora mismo quien la pronunció para poner autoría. Aprovecho para agradecerles a todos/as su entrega y generosidad)

5 de noviembre de 2014

Visiones, vivencias y reacciones ante los cambios ¿cómo son las tuyas?

Los cambios se suceden de manera natural en cada ser vivo, en cada momento y de muchas maneras. Cada cambio conlleva cierto drama, cierta pérdida y genera inseguridad. 

Todo ser vivo los asume de una forma más o menos natural, con aceptación, dado que se trata de eventos que simplemente suceden. Bueno, todo ser vivo salvo en lo referente a la especie humana. Las personas solemos vivir los cambios de forma distinta: con miedo, angustia, resignación, ... nos cuesta aceptarlos como parte esencial de la vida. Si cambiamos o afrontamos cambios es porque existimos y existimos porque estamos vivos/as. 

Relativizándolo mucho parecería simple y sencilla esta manera de vivir los cambios, sin embargo, aceptémoslo, no es así. Después de leer este post seguiremos sintiendo angustia o miedo ante los cambios venideros y los que estamos viviendo. Al menos ante algunos de ellos. 

¿Por qué nos cuesta tanto? 

Te invito a pensar durante un momento ¿qué hay detrás de este miedo, de esta angustia? ¿qué es a lo que realmente tememos? ¿a fallar? ¿a errar? ¿a perder algo? ¿a no estar a la altura? ¿a mostrar nuestra vulnerabilidad? 

Hay una parte de nosotras, las personas, que de manera inconsciente se visualiza como protagonista de una historia y quizás queremos que esa historia siga un patrón determinado, un patrón aprendido a lo largo de nuestras vidas a través de ejemplos, cuentos, opiniones o influencia de otras personas. 



¿Te suena familiar este final de cuento? ¿Cuántos cuentos te contaron así a lo largo de tu infancia? ¿Cuántas películas con finales rabiosamente felices has visto? 

El sábado 22 de noviembre trabajaremos una sesión intensiva sobre los cambios, sobre distintas opciones para vivirlos de una manera más natural, más positivamente. El módulo "Aprendiendo a vivir los cambios en positivo" nos abrirá algunas puertas hacia la serenidad ¿Te apuntas? 







3 de noviembre de 2014

Reconocer las fortalezas y ..¿expresarlas?

Con frecuencia escuchamos o leemos artículos de desarrollo personal que nos hablan sobre la importancia  de reconocernos nuestras propias fortalezas, de explorarnos y tomar conciencia sobre aquellos aspectos que nos impulsan, que nos hacen destacar o ser quienes somos. 

Y si, es una tarea tremendamente potenciadora. Sin embargo, ¿qué hacemos con este descubrimiento o reconocimiento? ¿Nos las guardamos? ¿Las empleamos en nuestros perfiles públicos o en una carta? Y ¿las expresamos en alto? 

Aún hoy nos sobrevuela una sombra grisácea tildada de "modestia", que solemos confundir con demostrar la ausencia de soberbia y nos impele a callarnos y no expresarnos libremente cuando de hablar de fortalezas se trata. 

Esta mañana en un curso, pedí al grupo que escribiesen un "elevator speech", un discurso de 1 minuto en el que destacasen como profesionales sus cualidades, logros y puntos fuertes....costó, costó mucho. Algunas personas declinaron la invitación a participar en el ejercicio, especialmente la parte de leerlo en alto. Muchas otras, escribieron o pensaron en un par de frases con las que no llegaron en ocasiones ni a medio minuto. 

Esta experiencia me hizo reflexionar sobre la importancia que tiene ir un paso más allá cuando hablamos de fortalezas a las personas y me conectó con lo que sucede en un proceso de coaching. Dado que no es la/el coach quien destaca las fortalezas del cliente, sino que es él mismo o ella misma quien las reconoce como una autorevelación, la fuerza que esto conlleva es inmensa y permite a la persona discernir y salir de la nube gris, siendo plenamente capaz de hablar de ella misma en términos positivos. 

Así pues, pensemos que lo importante suele estar detrás de las palabras, en las acciones y en el no juicio. Invitemos a las personas a pasar a la acción, a probarse, a retarse. 

Y aplicándome esta premisa, te reto a que escribas un discurso de un minuto de duración en el que destaques tus puntos fuertes, logros y capacidades que te hacen ser la maravillosa persona que eres. Una vez que lo tengas, interioriza los conceptos principales y pide a personas de tu plena confianza que te escuchen recitarlo. ¿Cómo te has sentido? ¿Qué ha sido lo que más te ha costado? ¿Qué respuesta recibiste de tu público? 

Si quieres conocer cómo funciona el coaching, ya sabes que la primera sesión es gratuita: info@kaiden.es